EL NÚCLEO
Título original: The Core
Año: 2003
País: EE.UU.
Duración: 140 min.
Fecha de estreno en España: 28 de marzo de 2003
Director: Jon Amiel
Guión: Cooper Layne y John Rogers
Música: Christoper Young
Montaje: Terry Rawlings
Fotografía: John Lindley
Productor: Sean Bayley, David Foster, Cooper Layne
Compañía: Paramount Pictures
Intérpretes: Aaron Eckhart, Hilary Swank, Stanley Tucci, Delroy Lindo et al.
Un grupo de personas muere súbitamente sin ninguna causa justificada, sin embargo todos tenían algo en común: llevaban marcapasos. Horas después, en Londres, una bandada de pájaros ataca a los ciudadanos, estampándose contra coches y edificios. Aunque parezca extraño, ambos sucesos tienen algo en común: las ondas electromagnéticas, que hacen funcionar los marcapasos y la brújula natural de las aves. Extrañado el gobierno recurre al geofísico Josh Keyes, el cual descubre un hecho sobrecogedor: el núcleo de la Tierra ha dejado de girar y si no vuelve a hacerlo el mundo se destruirá. A pesar de su idea de que no hay más remedio que aceptar la destrucción del planeta, decide colaborar en una peligrosa misión que consistirá en viajar al núcleo y ponerlo en marcha de nuevo.
ADVERTENCIA: CRÍTICA CON CONTENIDO GEOLÓGICO Y SPOILERS, DOS DE LAS COSAS MÁS DIFÍCILES DE SOPORTAR.
Todos los científicos, o los que somos aspirantes a ello, vemos las películas de ciencia ficción con toda nuestra atención, escudriñando todos los fallos que pueda haber. Por eso, si hay alguna película que los geólogos odiemos es, sin duda alguna, "El núcleo", una película que para muchos puede ser entretenida pero que no deja de ser una aberración, no sólo para la geología, sino para los principios más básicos de la química.
Lo curioso es que la película comienza de forma interesante. Durante la primera hora se nos presentan a unos personajes curiosos y una trama entretenida. Salvo la famosa escena del transbordador, criticada por muchos ingenieros aeronáuticos, el resto se puede digerir más o menos bien. Además, con actores de la talla de Aaron Eckhart y Hillary Swank no puede ser una mala película, ¿verdad? Pues no, no es verdad. A partir de la segunda hora todo cambia radicalmente.
Tras construir una máquina que obtiene energía del calor interno de la Tierra, y que es más resistente cuanto más calor y presión haya (considerémoslo una licencia artística), el resto es fácil: meterse, bajar al núcleo, lanzar cuatro bombas y subir. Pero eso no da para dos horas, con lo que los guionistas tienen que inventarse algo para que los tripulantes de la nave vayan cayendo uno a uno, como ocurre en todas las películas de tripulantes en naves espaciales. Pero en el centro de la Tierra no hay extraterrestres, ni monstruos siderales, ni cocodrilos, ni insectos gigantes, sólo magma incandescente a miles de grados. ¿Qué tiene de interesante eso (para el resto de gente, me refiero, porque a mí me interesa bastante)?
Por eso los guionistas, en una tarde de colegueo fumando sustancias prohibidas y con toneladas de sangre en el alcohol, se les ocurrió meter una geoda gigante en mitad del manto. Y es aquí cuando incluso el científico más aficionado y con menos idea se pregunta ¿cómo puede enfriarse un magma en el manto para crear una roca? No lo sé, y seguro que el guionista tampoco, pero le da igual. Lo cierto es que, a parte del estupor de ver esa patada a la ciencia, no debería ocurrir nada más, pues es una inofensiva y preciosa geoda con enormes cristalacos de amatista. Pero claro, eso está ahí por algo y ese algo es que uno de los tripulantes muera. ¿Cómo puede morir, pues, un tío con un traje que le protege de las altas temperaturas, con un casco ultrarresistente, dentro de una geoda gigante en mitad del manto (es esperpéntico, lo sé)? Pues de la única forma de la que podría morir: por un cristalito centimétrico de amatista que sale disparado y atraviesa su casco y su hermoso y privilegiado cráneo. Toma ya. No podía caerse a la lava directamente, no, ni tampoco rompérsele el traje y no poder respirar, que va, eso es demasiado inverosímil.
Así que, una vez superada la muerte del compañero, y tras liberar la nave de la maraña de cristales gracias a que uno se carga un cristal a patadas (os lo juro por Totoro), vuelven a la nave con un pequeño error de cálculo: aún queda mucha película para llegar al núcleo, con lo que tienen que seguir pasando cosas y muriendo gente. Así se repite la misma idea, pero esta vez con unos cristales enormes de diamante, porque todos sabemos que el diamante no se derrite con el magma, al igual que el material de la nave. Por cierto, ahora que lo pienso ¿por qué no hicieron la nave del material de la geoda, que se iban a gastar menos e iban a aguantar de igual forma el magma incandescente? Nunca lo sabremos...
Pero dejemos de lado el despropósito geológico de "El núcleo" y comentemos sus virtudes, si es que las tiene. Lo malo es que no tiene ninguna: las situaciones son repetitivas, absurdas y esperpénticas, los diálogos son dignos de Muchachada Nui, el reparto está espantoso y encima los efectos visuales son pésimos, únicamente comparables a las películas gore con las que comenzaron Peter Jackson o Ang Lee. Creedme, no hay nada, o casi nada, que merezca la pena de "El núcleo" salvo, como he dicho, la primera hora de duración. Yo he de decir que disfruté muchísimo viéndola. De hecho en la escena de la geoda me estuve partiendo el ojete sin parar y el resto lo pasé estupefacto ante tal desvergüenza geológica. A lo mejor vosotros, seres con una mente menos perturbada que la mía, podréis ver esta película con cierto interés y que os resulte entretenida, aunque lo dudo mucho.
jueves, 28 de mayo de 2009
Geodas en lo profundo
Por Chuparrocas
Género: Ciencia-ficción
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3 comentarios:
Jajajajajaja... me parto... Estoy MUY de acuerdo contigo, sólo que mis motivos de estupefacción no fueron la geoda de amatista ni el diamante (para un no-geólogo eso entra dentro de lo normal en una película así) sino lo de conseguir poner en movimiento el magma con un par de petardos... ¡Y qué decir del gran final! ¡Salvados por el canto ultrasónico de las ballenas! Increíble... En fin, ya sea por motivos físicos o geológicos, esta película desafía todos los principios de la ciencia.
...eso ha llegado a mis oídos... ¡¡cada día que pasa tengo más ganas de verla!!
Cierto, la escena en la que el friki informático sale corriendo y gritando "¡¡LAS BALLENAS!!" es otra que pasará a los anales de la cinematografía moderna.
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