sábado, 19 de febrero de 2011

El western, el género maldito

VALOR DE LEY


Títiulo original:
True grit
Año: 2010
País: EE.UU.
Duración: 100 min.
Fecha de estreno en España: 11 de febrero de 2011
Director: Ethan y Joel Coen
Guión: Joel Coen e Ethan Coen, según la novela homónima de Charles Portis
Música: Carter Burwell
Montaje: Roderick Jaynes
Fotografía: Roger Deakins
Productor: Ethan Coen, Joel Coen y Scott Rudin
Compañía: Paramount Pictures/Skydance Productions
Intérpretes: Hailee Steinfeld, Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Paul Rae, Domhnall Greesom et al.

Oeste americano, finales del siglo XIX. El padre de Matti, una joven de catorce años, ha sido asesinado a sangre fría por el bandido Tom Chaney. Como nadie le siguió y ninguna persona se dedica a darle caza, la chica deja atrás a su familia y viaja haica un pequeño pueblo para contratar los servicios dle sheriff Rosster Cogburn, famoso por su fácil gatillo. A pesar de que el sheriff es reticente a la hora de ayudar a la muchacha, Matti hará todo lo que esté en su mano para que se haga justicia a la muerte de su padre.

Cuando un equipo juega en casa, no sólo debe ganar, sino que debe agradar a su afición. Algo parecido ocurre con el western: no sólo debe ser una gran película, sino que debe ser la creme de la creme. Y es que, uno de los lastres a la hora de hacer hoy día una película del oeste no es sólo su dificultad, sino su comparación no con el resto de películas clásicas del género, sino con los mejores westerns de todos los tiempos. Si pensamos en western nos viene a la cabeza "Sin perdón", "Centauros del desierto" o "El hombre que mató a Liberty Valance", auténticas obras maestras del género y del cine universal, y claro, cuando vemos una nueva película del oeste esperamos que por lo menos se les acerque. Es decir, estamos comparando con obras maestras y, si no se le parecen, el western en cuestión no merece la pena. Este es un error muy grave, error en el que caen muchos al hablar de "Valor de ley".

Al leer críticas sobre la película (uno se informa sobre lo que piensa gente más experta que él) me di cuenta que, generalmente, se le acusa a la nueva de los hermanos Coen de falta de emoción. Después de verla me he dado cuenta de que los críticos se equivocan, pero no en la percepción de la película (ellos son más experimentados que yo, dónde va a parar), sino que es más un fallo de expresión, esas cosas que ocurren cuando no te termina de gustar una película y no sabes por qué. Entre el público vale eso de "le falta un algo", pero los críticos tienen que decir qué es ese algo, y a veces no se sabe con exactitud. Lo que supongo querían decir es que lo que le falta a "Valor de ley" no es emoción, sino esa épica que tienen todos los western, sobre todo al final del film, y que te hace hervir la sangre. Esa majestuosidad, esa grandilocuencia, que tienen ciertas películas del oeste, que la hacen convertirse en inolvidables. Todos nos acordamos del final de "Centauros del desierto", o de la parte final de "Sin perdón", o de la más reciente "El tren de las 3:10", pero "Valor de ley" no tiene eso. No es una película épica, pero a diferencia de lo que piensa la gente, eso no la convierte en una mala película, en absoluto.

Y son los hermanos Coen los que se encargan de que la película no sea mala. De hecho, es realmente buena. Está muy bien realizada y todos los aspectos técnicos son de alta escuela. Entre ellos, destaca sobremanera la impresionante música de Carter Burwell, con un tema principal de esos que se te quedan en la cabeza después del visionado. En el aspecto interpretativo, todos los actores están genial, pero destaca por encima de todos la joven Haylee Steinfeld, en un trabajo memorable. A parte de lucir realmente hermosa en la película, su personaje tiene una fuerza impresionante, por lo menos al inicio del film, y su interpretación es fabulosa. Lástima que en los Óscar compita con Natalie Portman, una actriz que la supera en calidad y también en belleza, que seguramente ganará, porque la pequeña Haylee es una gozada de ver.

Así que se puede decir que "Valor de ley" es un grandísimo peliculón, una de las mejores películas de este año, o del año pasado si preferís Una cinta emocionante y muy entretenida, pero que carece de esos momentos apoteósicos y épicos de las películas del oeste, y quizá sea eso, y su final, demasiado edulcorado para el género, lo que le hace flaquear. Los Coen, a pesar de no ser los mismos genios que nos brindaron maravillas como "El gran Lebowski" o "Muerte entre las flores", demuestran que, aun atraídos por un cine más convencional, son grandes directores y estéticamente sus películas son impecables. Sin embargo, ser una buena película no es suficiente para un western, o para la consideración que se tiene hoy en día del género. Queremos lo mejor de lo mejor y "Valor de ley" no lo es. Resumiendo, se podría decir que el principal problema de este western es que, simplemente, es un western.

lunes, 14 de febrero de 2011

El día de la independencia

NICKY, LA APRENDIZ DE BRUJA

Título original: Majo no takkyubin
Año: 1989
País: Japón
Duración: 100 min.
Director: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Guión: Hayao Miyazaki, según la novela homónima de Eiko Kadono
Montaje: Takeshi Seyama
Fotografía: Shigeo Sugimura (color)
Productor: Hayao Miyazaki
Compañía: Studio Ghibli
Intérpretes: (Voces V.O): Minami Tayakama, Rei Sakuma, Kappei Yamaguchi, Keiko Toda, Mieko Nobusawa, Koichi Miura, Haruko Kato et al.

Nicky es una niña que acaba de cumplir los 13 años. Como todas las aprendices de bruja de su edad, deberá emanciparse y vivir ella sola en una ciudad. Nicky llega a una gran ciudad bañada por el mar, de la cual se enamora inmediatamente. Sin embargo, la vida en una gran urbe no es sencilla y no estará exenta de dificultades.


Normalmente, las películas de Miyazaki suelen tener un margen de unos dos años entre ellas, aunque en la última década ese límite se ha aumentado, quizá debido a la avanzada edad del director japonés, que le impone un ritmo de trabajo más lento. Por esto llama la atención que tras el enorme éxito de "Mi vecino Totoro" en 1988, tan sólo un año después estrenara "Nicky la aprendiz de bruja". Esto puede significar, y significa, que no estemos ante una de sus grandes obras. De hecho, al menos para mí, es de sus "menos buenas" o de sus peores películas, si no es la peor. Esto no quiere decir que sea mala, todo lo contrario, sino que, como ocurre con los grandes genos del cine, como Scorsese, Eastwood o los chicos de Pixar, una película mala suya está muy por encima de la media del resto de cine que se estrena. Así que no se puede decir que "Nicky" sea un desastre.

El porqué de su estreno al año de "mi vecino Totoro" quizá esté en su temática. Mientras que la cinta del adorable y peludo ogro gigante trataba sobre la infancia, esta es una película que habla de la madured, una etapa que todos debemos seguir. Miyazaki adora la infancia, pero con esta nueva cinta alaba los beneficios de la vida adulta, de crecer, de ser independiente. Es como si "Mi vecino Totoro" y la película que nos ocupa fueran dos partes de una misma cinta, dos etapas en la vida de una persona que separó para no hacer una película de cuatro horas.

Hay otro tema que predomina en "Nicky la aprendiz de bruja". En el resto de películas de Miyazaki se ve la calma y tranquilidad de la vida en el campo, pero nunca se había visto el bullicio y el estrés de la gran ciudad como en esta peli. Llama la atención la vitalidad del personaje de Úrsula, una chica que vive en una casa de madera en mitad del bosque, como representación de la alegría y vitalidad del campo. Además, Nicky encuentra en ella un apoyo en sus días grises, al igual que Tombo, un muchacho un tanto friki al principio pero que es un apasionado de los aviones. Otra vez, la naturaleza y la aviación como símbolos de paz, tranquilidad y evasión.

Otro de los aspectos que más destacan de "Nicky la aprendiz de bruja" es su música. Miyazaki tiene dos tipos de películas: unas más adultas y otras más infantiles. Se puede decir que hay dos Miyazakis, pero sólo es uno. Lo curioso es que en sus películas más adultas, la música no tiene un papel fundamental, pues el film se sustenta tanto en el guión como en la fantasía de sus imágenes. Sin embargo, las películas de tono más infantil, gozan de una música maravillosa. Si uno se para a escuchar las bandas sonoras de las pelis del director japonés, verá que las mejores son las de las películas más pequeñas. Posiblemente, y con todos mis respetos a la música de "Ponyo en el acantilado", la de "Nicky la aprendiz de bruja" es la mejor partitura que ha escrito Hisaishi. De hecho, es esta la que hace apetecibles los momentos más calmados de la película. Y no tiene uno, ni dos, sino que casi todos sus temas son fabulosos, haciendo de esta película una gozada para los oídos.

En definitiva, se puede decir que "Nicky la aprendiz de bruja" es una película sencilla, muy sencilla, que narra la adaptación de una chica a un nuevo mundo: el de los adultos. Posiblemente sea la más insulsa y desconocida película de Miyazaki, que gracias a la música de Hisaishi, lo mejor de todo el filme, y una fotografía brutal, que dota de una belleza pasmosa a las imágenes (la de Tombo y Nicky en la playa con el dirigible de fondo es una gozada y la iluminación de la habitación de Nicky es un prodigio), hace de ella una película nada despreciable. La animación también es soberbia, con la representación de una ciudad inmensa, llena de detalles minúsculos y de una profundidad pasmosa, que da la sensación de que existe de verdad y de que el espectador vive en ella. Con todo, una buena película, que se mantiene a flote gracias a los apartados técnicos y a la sutil mano de Miyazaki en la dirección y el manejo del ritmo narrativo, navegando con soltura entre el drama y la acción como pez en el agua. Tras este film vendría la gran explosión creativa del director, la que le ha hecho realizar sus más grandes películas que le alzaron a la fama. Incluso llegó a hacernos creer, en su siguiente trabajo, que los cerdos volaban.

sábado, 5 de febrero de 2011

De vuelta a la infancia

MI VECINO TOTORO

Título original: Tonari no Totoro
Año: 1988
País: Japón
Duración: 82 min.
Fecha de estreno en España: 30 de octubre de 2009
Director: Hayao Miyazaki
Guión: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Montaje: Takeshi Seyama
Productor: Toru Hara
Compañía: Studio Ghibli
Intérpretes: (Voces V.O.): Noriko Hidaka, Chika Sakamoto, Shigesato Itoi, Sumi Shimamoto, Tanie Kitabayashi, Hitoshi Takagi et al.

Satsuke y Mei son dos hermanas que se mudan con su padre a una antigua casa de campo, pues su madre está enferma y el aire fresco le vendrá bien para su recuperación. Allí conocerán a Totoro, una especie de conejo gigante y con poderes mágicos de la que las niñas se harán muy amigos.


Aprovecho que ya no estoy tan saturado de exámenes para retomar este ciclo de las películas de Hayao Miyazaki. Ahora le toca el turno a "Mi vecino Totoro", una de mis películas preferidas y uno de los films más importantes del Studio Ghibli, pues su éxito le supuso su consagración en el mundo de la animación japonesa, aunque en occidente seguía sin ser demasiado conocido. Esta condición de película de culto pero desconocido se manifiesta en que los de Aurum decidieron estrenar "Mi vecino Totoro" en los cines de Madrid y Barcelona, con motivo del lanzamiento del DVD. Pero lo estrenaron 21 años después de su estreno en salas japonesas, allá por el lejano 1988.

Y fue una gran noticia, pues "Mi vecino Totoro" es una de las películas de animación más fascinantes de toda la historia de la animación. No me refiero a la calidad o a su complejidad temática. Es más, el argumento de la película es más simple que cagar en pared y su guión es sumamente sencillo. Pero aún así, es una película que fascina de igual forma a niños pequeños que a adultos de veintitantos. Vale, es cierto que las películas de Pixar también hacen lo mismo, pero Pixar se fundamentan en diálogos ingeniosos, personajes fantásticos y gags extraordinarios para que tengan una película accesible para el público adulto sin dejar de gustar a los niños.

Pero "Mi vecino Totoro" no tiene nada de eso. Tanto en su temática como en sus personajes, diálogos y demás, es una película para niños y sólo disfrutable, al parecer, por niños. ¿Por qué entonces gusta a todas las edades? Por una sencilla razón: mientras tu puedes ver "Toy Story 3" con la mentalidad de un adulto (de hecho, si no la ves desde ese punto de vista el final no tiene sentido) y disfrutarla como un enano, "Mi vecino Totoro" tienes que verla con la mentalidad de un niño. Miyazaki se deja de artimañas y de trabajos de guión para hacer con las imágenes y el sonido que el espectador se convierta en un niño automáticamente, sin poder evitarlo. Y lo hace desde el segundo 1, con ese irresistible opening lleno de fuerza y alegría, la fuerza y alegría de un infante, avisándonos de lo que va a ir la película.

Tras los créditos, Miyazaki nos presenta los personajes en un paisaje idílico, acompañados por la hermosa partitura de Hisaishi, que puede ser perfectamente la mejor banda sonora que haya compuesto este hombre para una película de Ghibli (el tema "El pueblo en mayo" es una auténtica gozada). Y eso es toda la película: un cuadro costumbrista sobre la vida en el campo, en el que se nos muestra el día a día de los campesinos y de nuestras dos protagonistas. Cómo tienden la ropa, como van a por agua al río, cómo van en bicicleta al campo. Todo es maravilloso, incluso los niños que se quedan en el colegio a limpiar son felices (eso no se lo cree ni Dios). Y eso es lo que quería contar Miyazaki: cómo fue su infancia, que tuvo que pasar en el campo por culpa de una enfermedad de su madre, al igual que las protagonistas. Así que en cierto modo "Mi vecino Totoro" es una especie de recuerdos de infancia, de testimonio sobre una etapa importantísima de su vida. Sólo así se explica la cantidad de detalles mínimos en los dibujos, como la hoja siendo arrastrada por el río, el sapo andando bajo la lluvia, etcétera.

Entonces ¿dónde está el interés de "Mi vecino Totoro"? Pues está, precisamente, en Totoro. Este personaje es, sin duda alguna, el alma de la película. A simple vista parece un simple conejo gigante al que las niñas adoran, pero si uno se fija bien tiene un significado más profundo. ¿Es un sueño de las niñas? (Casi siempre aparece cuando una de las niñas está durmiendo) ¿Es real o es imaginario? Lo único seguro es que los mejores y más intensos momentos de la película se producen cuando aparece él, alcanzando su cénit en la escena de la para de autobús, para el que esto escribe, una de las secuencias más fascinantes de la entera historia del cine. Este y todos esos momentos están sustentados únicamente por el propio personaje de Totoro. Su única presencia es la que lo mueve todo, la que nos fascina, en un ejercicio de diseño de personajes absolutamente maravilloso. Otro ejemplo de este diseño de personajes se da en el culmen de la escena de la parada de autobús. Cuando no parecía que podía haber nada más fascinante que Totoro (es la primera vez que le vemos en acción, pasándoselo pipa con un paraguas), aparece el Gatobús, un personaje más impresionante todavía por lo inesperado. Explosión de imaginación de fantasía, pero con tan sólo dos personajes y sin alardes de ningún tipo. Ríete tú de los Na´vi de James Cameron.

Así, toda la película navega entre las escenas costumbristas de la vida en el campo, que siempre son interesantes aunque a alguno le puede llegar a aburrir; y las partes en las que sale Totoro. No hay escenas de acción como en sus anteriores films, todo tiene un ritmo pausado y elegante, fundamentado en la elegancia de la animación tradicional y la belleza de la música de Hisaishi. Una película sumamente simple, que en otras manos habría sido otra película infantil más, pero que gracas a Miyazaki se convierte en un filme mucho más complejo de lo que parece, en el que el director plasma sus recuerdos y ensoñaciones infantiles, que no dejan de ser las mismas que todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida. Una película para que los adultos saquen su lado infantil y rememoren durante dos horas lo que vivieron en su etapa más dulce de la vida. Volviendo a la comparación con "Toy Story 3", en la peli de Pixar esa añoranza se produce en unos pocos segundos en la escena del final con Woody, pero en "Mi vecino Totoro" se produce durante la hora y media que dura la cinta, algo realmente difícil. En definitiva, un film de culto que catapultó a la compañía, la cual hizo de su personaje estrella su logotipo y su "taquillero simbólico" del Museo Ghibli. Incluso a la salida del museo hay un enorme gatobús de peluche, al cual quiero estrujar con todas mis fuerzas en algún momento de mi vida.

PD: La comparación con "Toy Story 3" no es en vano: Totoro aparece en la película en forma de peluche, cuando Woody se fuga y le acogen los juguetes de una casa. No olvidemos que Pixar tiene los derechos de explotación de las pelis de Studio Ghibli en EE.UU.