lunes, 14 de febrero de 2011

El día de la independencia

NICKY, LA APRENDIZ DE BRUJA

Título original: Majo no takkyubin
Año: 1989
País: Japón
Duración: 100 min.
Director: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Guión: Hayao Miyazaki, según la novela homónima de Eiko Kadono
Montaje: Takeshi Seyama
Fotografía: Shigeo Sugimura (color)
Productor: Hayao Miyazaki
Compañía: Studio Ghibli
Intérpretes: (Voces V.O): Minami Tayakama, Rei Sakuma, Kappei Yamaguchi, Keiko Toda, Mieko Nobusawa, Koichi Miura, Haruko Kato et al.

Nicky es una niña que acaba de cumplir los 13 años. Como todas las aprendices de bruja de su edad, deberá emanciparse y vivir ella sola en una ciudad. Nicky llega a una gran ciudad bañada por el mar, de la cual se enamora inmediatamente. Sin embargo, la vida en una gran urbe no es sencilla y no estará exenta de dificultades.


Normalmente, las películas de Miyazaki suelen tener un margen de unos dos años entre ellas, aunque en la última década ese límite se ha aumentado, quizá debido a la avanzada edad del director japonés, que le impone un ritmo de trabajo más lento. Por esto llama la atención que tras el enorme éxito de "Mi vecino Totoro" en 1988, tan sólo un año después estrenara "Nicky la aprendiz de bruja". Esto puede significar, y significa, que no estemos ante una de sus grandes obras. De hecho, al menos para mí, es de sus "menos buenas" o de sus peores películas, si no es la peor. Esto no quiere decir que sea mala, todo lo contrario, sino que, como ocurre con los grandes genos del cine, como Scorsese, Eastwood o los chicos de Pixar, una película mala suya está muy por encima de la media del resto de cine que se estrena. Así que no se puede decir que "Nicky" sea un desastre.

El porqué de su estreno al año de "mi vecino Totoro" quizá esté en su temática. Mientras que la cinta del adorable y peludo ogro gigante trataba sobre la infancia, esta es una película que habla de la madured, una etapa que todos debemos seguir. Miyazaki adora la infancia, pero con esta nueva cinta alaba los beneficios de la vida adulta, de crecer, de ser independiente. Es como si "Mi vecino Totoro" y la película que nos ocupa fueran dos partes de una misma cinta, dos etapas en la vida de una persona que separó para no hacer una película de cuatro horas.

Hay otro tema que predomina en "Nicky la aprendiz de bruja". En el resto de películas de Miyazaki se ve la calma y tranquilidad de la vida en el campo, pero nunca se había visto el bullicio y el estrés de la gran ciudad como en esta peli. Llama la atención la vitalidad del personaje de Úrsula, una chica que vive en una casa de madera en mitad del bosque, como representación de la alegría y vitalidad del campo. Además, Nicky encuentra en ella un apoyo en sus días grises, al igual que Tombo, un muchacho un tanto friki al principio pero que es un apasionado de los aviones. Otra vez, la naturaleza y la aviación como símbolos de paz, tranquilidad y evasión.

Otro de los aspectos que más destacan de "Nicky la aprendiz de bruja" es su música. Miyazaki tiene dos tipos de películas: unas más adultas y otras más infantiles. Se puede decir que hay dos Miyazakis, pero sólo es uno. Lo curioso es que en sus películas más adultas, la música no tiene un papel fundamental, pues el film se sustenta tanto en el guión como en la fantasía de sus imágenes. Sin embargo, las películas de tono más infantil, gozan de una música maravillosa. Si uno se para a escuchar las bandas sonoras de las pelis del director japonés, verá que las mejores son las de las películas más pequeñas. Posiblemente, y con todos mis respetos a la música de "Ponyo en el acantilado", la de "Nicky la aprendiz de bruja" es la mejor partitura que ha escrito Hisaishi. De hecho, es esta la que hace apetecibles los momentos más calmados de la película. Y no tiene uno, ni dos, sino que casi todos sus temas son fabulosos, haciendo de esta película una gozada para los oídos.

En definitiva, se puede decir que "Nicky la aprendiz de bruja" es una película sencilla, muy sencilla, que narra la adaptación de una chica a un nuevo mundo: el de los adultos. Posiblemente sea la más insulsa y desconocida película de Miyazaki, que gracias a la música de Hisaishi, lo mejor de todo el filme, y una fotografía brutal, que dota de una belleza pasmosa a las imágenes (la de Tombo y Nicky en la playa con el dirigible de fondo es una gozada y la iluminación de la habitación de Nicky es un prodigio), hace de ella una película nada despreciable. La animación también es soberbia, con la representación de una ciudad inmensa, llena de detalles minúsculos y de una profundidad pasmosa, que da la sensación de que existe de verdad y de que el espectador vive en ella. Con todo, una buena película, que se mantiene a flote gracias a los apartados técnicos y a la sutil mano de Miyazaki en la dirección y el manejo del ritmo narrativo, navegando con soltura entre el drama y la acción como pez en el agua. Tras este film vendría la gran explosión creativa del director, la que le ha hecho realizar sus más grandes películas que le alzaron a la fama. Incluso llegó a hacernos creer, en su siguiente trabajo, que los cerdos volaban.

1 comentario:

cronopio dijo...

Estoy completamente de acuerdo en lo de la banda sonora de Kiki, es genial.

Pero a mí la película en sí me gustó más de lo que sugieres. Para empezar, muchos anime tienden a embarullarse hacia el final, en cuanto a ritmo e historia, sin embargo en esta todo encaja bastante bien.
Además me gusta mucho el carácter episódico de la película -precisamente su mayor defecto me parece que esto no se respeta lo suficiente.

En fin, puede que no sea la gran obra maestra de Miyazaki pero yo no diría que sea para nada una de las más flojas. Lo que pasa es que claro, si no esta, ¿cuál entonces?