sábado, 5 de febrero de 2011

De vuelta a la infancia

MI VECINO TOTORO

Título original: Tonari no Totoro
Año: 1988
País: Japón
Duración: 82 min.
Fecha de estreno en España: 30 de octubre de 2009
Director: Hayao Miyazaki
Guión: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Montaje: Takeshi Seyama
Productor: Toru Hara
Compañía: Studio Ghibli
Intérpretes: (Voces V.O.): Noriko Hidaka, Chika Sakamoto, Shigesato Itoi, Sumi Shimamoto, Tanie Kitabayashi, Hitoshi Takagi et al.

Satsuke y Mei son dos hermanas que se mudan con su padre a una antigua casa de campo, pues su madre está enferma y el aire fresco le vendrá bien para su recuperación. Allí conocerán a Totoro, una especie de conejo gigante y con poderes mágicos de la que las niñas se harán muy amigos.


Aprovecho que ya no estoy tan saturado de exámenes para retomar este ciclo de las películas de Hayao Miyazaki. Ahora le toca el turno a "Mi vecino Totoro", una de mis películas preferidas y uno de los films más importantes del Studio Ghibli, pues su éxito le supuso su consagración en el mundo de la animación japonesa, aunque en occidente seguía sin ser demasiado conocido. Esta condición de película de culto pero desconocido se manifiesta en que los de Aurum decidieron estrenar "Mi vecino Totoro" en los cines de Madrid y Barcelona, con motivo del lanzamiento del DVD. Pero lo estrenaron 21 años después de su estreno en salas japonesas, allá por el lejano 1988.

Y fue una gran noticia, pues "Mi vecino Totoro" es una de las películas de animación más fascinantes de toda la historia de la animación. No me refiero a la calidad o a su complejidad temática. Es más, el argumento de la película es más simple que cagar en pared y su guión es sumamente sencillo. Pero aún así, es una película que fascina de igual forma a niños pequeños que a adultos de veintitantos. Vale, es cierto que las películas de Pixar también hacen lo mismo, pero Pixar se fundamentan en diálogos ingeniosos, personajes fantásticos y gags extraordinarios para que tengan una película accesible para el público adulto sin dejar de gustar a los niños.

Pero "Mi vecino Totoro" no tiene nada de eso. Tanto en su temática como en sus personajes, diálogos y demás, es una película para niños y sólo disfrutable, al parecer, por niños. ¿Por qué entonces gusta a todas las edades? Por una sencilla razón: mientras tu puedes ver "Toy Story 3" con la mentalidad de un adulto (de hecho, si no la ves desde ese punto de vista el final no tiene sentido) y disfrutarla como un enano, "Mi vecino Totoro" tienes que verla con la mentalidad de un niño. Miyazaki se deja de artimañas y de trabajos de guión para hacer con las imágenes y el sonido que el espectador se convierta en un niño automáticamente, sin poder evitarlo. Y lo hace desde el segundo 1, con ese irresistible opening lleno de fuerza y alegría, la fuerza y alegría de un infante, avisándonos de lo que va a ir la película.

Tras los créditos, Miyazaki nos presenta los personajes en un paisaje idílico, acompañados por la hermosa partitura de Hisaishi, que puede ser perfectamente la mejor banda sonora que haya compuesto este hombre para una película de Ghibli (el tema "El pueblo en mayo" es una auténtica gozada). Y eso es toda la película: un cuadro costumbrista sobre la vida en el campo, en el que se nos muestra el día a día de los campesinos y de nuestras dos protagonistas. Cómo tienden la ropa, como van a por agua al río, cómo van en bicicleta al campo. Todo es maravilloso, incluso los niños que se quedan en el colegio a limpiar son felices (eso no se lo cree ni Dios). Y eso es lo que quería contar Miyazaki: cómo fue su infancia, que tuvo que pasar en el campo por culpa de una enfermedad de su madre, al igual que las protagonistas. Así que en cierto modo "Mi vecino Totoro" es una especie de recuerdos de infancia, de testimonio sobre una etapa importantísima de su vida. Sólo así se explica la cantidad de detalles mínimos en los dibujos, como la hoja siendo arrastrada por el río, el sapo andando bajo la lluvia, etcétera.

Entonces ¿dónde está el interés de "Mi vecino Totoro"? Pues está, precisamente, en Totoro. Este personaje es, sin duda alguna, el alma de la película. A simple vista parece un simple conejo gigante al que las niñas adoran, pero si uno se fija bien tiene un significado más profundo. ¿Es un sueño de las niñas? (Casi siempre aparece cuando una de las niñas está durmiendo) ¿Es real o es imaginario? Lo único seguro es que los mejores y más intensos momentos de la película se producen cuando aparece él, alcanzando su cénit en la escena de la para de autobús, para el que esto escribe, una de las secuencias más fascinantes de la entera historia del cine. Este y todos esos momentos están sustentados únicamente por el propio personaje de Totoro. Su única presencia es la que lo mueve todo, la que nos fascina, en un ejercicio de diseño de personajes absolutamente maravilloso. Otro ejemplo de este diseño de personajes se da en el culmen de la escena de la parada de autobús. Cuando no parecía que podía haber nada más fascinante que Totoro (es la primera vez que le vemos en acción, pasándoselo pipa con un paraguas), aparece el Gatobús, un personaje más impresionante todavía por lo inesperado. Explosión de imaginación de fantasía, pero con tan sólo dos personajes y sin alardes de ningún tipo. Ríete tú de los Na´vi de James Cameron.

Así, toda la película navega entre las escenas costumbristas de la vida en el campo, que siempre son interesantes aunque a alguno le puede llegar a aburrir; y las partes en las que sale Totoro. No hay escenas de acción como en sus anteriores films, todo tiene un ritmo pausado y elegante, fundamentado en la elegancia de la animación tradicional y la belleza de la música de Hisaishi. Una película sumamente simple, que en otras manos habría sido otra película infantil más, pero que gracas a Miyazaki se convierte en un filme mucho más complejo de lo que parece, en el que el director plasma sus recuerdos y ensoñaciones infantiles, que no dejan de ser las mismas que todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida. Una película para que los adultos saquen su lado infantil y rememoren durante dos horas lo que vivieron en su etapa más dulce de la vida. Volviendo a la comparación con "Toy Story 3", en la peli de Pixar esa añoranza se produce en unos pocos segundos en la escena del final con Woody, pero en "Mi vecino Totoro" se produce durante la hora y media que dura la cinta, algo realmente difícil. En definitiva, un film de culto que catapultó a la compañía, la cual hizo de su personaje estrella su logotipo y su "taquillero simbólico" del Museo Ghibli. Incluso a la salida del museo hay un enorme gatobús de peluche, al cual quiero estrujar con todas mis fuerzas en algún momento de mi vida.

PD: La comparación con "Toy Story 3" no es en vano: Totoro aparece en la película en forma de peluche, cuando Woody se fuga y le acogen los juguetes de una casa. No olvidemos que Pixar tiene los derechos de explotación de las pelis de Studio Ghibli en EE.UU.

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