Memorias que no cesan

GOTEO DE RECUERDOS

Título original: Omoide Poro Poro
Año: 1991
País: Japón
Duración: 120 min
Director: Isao Takahata
Guión: Isao Takahata
Manga: Hotaru Okamoto y Yuko Tone
Música: Katsu Hoshi
Commpañía: Studio Ghibli

Mi puntuación filmaffinity: 7
Puntuación filmaffinity: 7,3

Me he decantado por Goteo de recuerdos como título para esta obra, que casi siempre se deja en un extraño Only Yesterday. Extraño por ser inglés (para una película japonesa) y por estar bastante alejado de la traducción literal, aunque encaje perfectamente con el espíritu de la película.

Ya estaba acostumbrado a que las películas Ghibli fuesen distintas a nuestro mundo Disney, sin embargo, Takahata (cofundador del estudio y también director de la estupenda La tumba de las luciérnagas) ha ido un paso más lejos en esta ocasión. La película, por su ritmo y temática, es una historia para adultos, en absoluto para niños. La mayoría de los niños no entenderían gran cosa y se cansarían bien pronto.

El tema central de la película es una suerte de crisis de identidad que atraviesa Taeko, algo así como la crisis de los 30. Durante toda la película, distintos detalles le traerán a la memoria la chiquilla de 5º grado (10 años) que fue un día. Estas memorias se nos presentan a modo de capítulos, aunque sin una estructura interna demasiado rigurosa. Todo el hilo argumental de la Taeko de 27 años fue ideado por Takahata para dar coherencia a la adaptación, ya que, si no, la selección de capítulos del manga original no hubiese tenido demasiado sentido. El resultado es una estructura narrativa que recuerda a una novela, pausada, alternando épocas, historias y vivencias. Quizás sea este aspecto lo que más me llamó la atención de la película. La falta de esta audacia en la adaptación es precisamente lo que criticaba en otras adaptaciones del cine más comercial o acaso más actual.

También debo destacar la humanidad de los personajes y, en especial, de la protagonista. Taeko no es la más lista, tampoco la más tonta. Es buena, quizás, aunque a veces egoísta. Y, aunque reflexiva, no siempre acierta en su juicio. Así son todos los personajes, con sus luces y sus sombras pero, sobre todo, con menos extremos de los que estamos acostumbrando. Ya es hora de que nos demos cuenta de que la vida es interesante en todos los lugares, no solo en las habitaciones de los hombres más extraordinarios. Es casi una certeza estadística que las historias más conmovedoras, los sacrificios más desgarradores y las atrocidades más infames se diluyen en la bruma de lo cotidiano.

En el lado anecdótico, los personajes de esta película (no los de los recuerdos) están animados con mayor riqueza de rasgos faciales, por lo que se animaron después de grabar las palabras, al revés de lo acostumbrado. Probablemente nadie recuerde haber visto esta película en los cines... Disney compró los derechos de la película, pero ha abandonado la idea de pasarla por las salas, supuestamente por los valores familiares transmitidos (en la escena en que Taeko de 10 años está desnuda, en la que su padre la abofetea o cuando se habla de la menstruación). ¿Tendremos que esperar a que pierdan el miedo? Antes se helará el infierno. Como nota positiva, me encantó la banda sonora, con muchas referencias a Hungría, ya por el grupo de folk Muzsikás o por piezas clásicas como la danza húngara nº7 de Brahms.

En pocas palabras, tal vez no estemos ante la obra maestra que tanto se dice, pero esta película anda bien sobrada detalles para el recuerdo.