1952: Pasen y vean

EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO

Título original: The greatest show on earth

Año: 1952

PaíS: EE.UU.

Duración: 150 min.

Director: Cecil B. DeMille

Guión: Fredric M. Frank, Barré Lyndon, Theodore St. John y Frank Cavett

Música: Victor Young

Montaje: Anne Bauchens

Fotografía: George Barnes

Productor/es: Cecil B. DeMille

Compañía: Paramount Pictures

Intérpretes: James Stewart, Charlton Heston, Betty Hutton, Cornel Wilde, Dorothy Lamour et al.

Ganadora de 2 Oscar: película, argumento

Brad es el director de un circo itinerante que desea con todas sus ansias tener una temporada larga. Por eso toma una drástica solución: contratar a Sebastián, el más famoso trapecista del momento. A pesar de que el artista supondría una importante inyección de dinero, los inversores del circo son muy reticentes con la idea, pues tiene fama de mujeriego y problemático. Brad confía en su mano de hierro para lidiar con el trapecista y que no cause problemas. Pero sus intentos parecen ser en vano, pues todo empeora cuando Holly, novia de Brad y trapecista estrella del circo, es relegada a un segundo puesto por la llegada de Sebastián. En ese momento comenzará entre ellos una rivalidad que pondrá en peligro sus vidas y la propia seguridad del circo.

Siempre ha existido el debate entre la consideración del cine como un arte o como un mero entretenimiento. Unos piensan que el cine debe ser, ante todo, entretenido y otros opinan que hay que buscar algo más que el mero divertimento. Pues parece ser que en el año 1952, la primera opción fue la predominante en los Oscar, pues una película que sólo busca el entretenimiento y el espectáculo triunfó por encima de filmes como "El hombre tranquilo" o "Solo ante el peligro". Resultado muy sorprendente y, por lo menos para mí, muy injusto.

"El mayor espectáculo del mundo" es un canto al mundo del espectáculo y, en especial, al mundo del circo. Tanto es así que DeMille no hace otra cosa que mostrar secuencias y más secuencias de desfiles, actuaciones circenses y demás números. Que si una cabalgata por allí, que si un perro jinete por acá... hasta formar un cúmulo de secuencias entre las que se desarrolla un argumento la mar de interesante (por algo ganó el Oscar en esa categoría). Muchas de esas secuencias serían totalmente prescindibles si no fuera porque en algunas de ellas se revelan datos de los personajes de vital importancia.

Y es que parece que al director no le interesa lo más mínimo hacer una buena película, sino un filme espectacular. No hay grandes interpretaciones ni un guión muy currado, sino espectaculares escenas que nos muestran lo entrañable que es el circo, su grandeza y las ilusiones que mueve. Tan sólo, de entre todo el conjunto, se podría salvar el personaje de Botones, interpretado por un sorprendente James Stewart, un payaso que siempre va maquillado (sólo aparece desmaquillado en una foto) y que guarda un oscuro secreto. Ver al gran Stewart interpretar a un personaje oscuro pero a la vez tan entrañable como el del payaso Botones es una delicia, no por que el actor lo haga fabulosamente bien, sino por que es un personaje muy atractivo. Para mí es lo más destacable de las dos horas y media largas de película, duración excesiva para la historia que cuenta. De hecho, es en la última media hora, después de unas dos horas de desfiles y demás parafernalias, en la que se suceden casi todos los acontecimientos. Todo se acelera y culmina, como si antes se hubiese estado mareando la perdiz y ahora se proceda a cazarla. Esta parte final es otro de los aspectos que más merecen la pena, pues no se puede negar que es un desenlace bastante entrañable.

En definitiva, una película bastante entretenida y muy bien producida, en la que se nota que se han dejado las pelas, pero no para hacer un gran filme, sino para proporcionar espectáculo y entretenimiento. Típica película de domingo por la tarde después de comer, que te la puedes dormir o te la puedes ver y pasar un buen rato. No hay nada malo en ese tipo de películas, de hecho, "El mayor espectáculo del mundo" no me parece una mala película. Pero ni por asomo merece figurar en la exigente lista de las cintas ganadoras del Oscar a la mejor película.