domingo, 10 de enero de 2010

1972: La película

EL PADRINO

Título original: The godfather
Año: 1972
País: EE.UU.
Duración: 168 min.
Director: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola y Mario Puzo, según la novela homónima de este último
Música: Nino Rota
Montaje: William Reynolds y Peter Zinner
Fotografía: Gordon Willis
Productor: Albert S. Ruddy
Compañía: Paramount Pictures
Intérpretes: Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Diane Keaton, John Cazale, Talia Shire et al.

Ganadora de 3 Oscar: película, guión adaptado, actor

La película narra la vida de los Corleone, la familia mafiosa más poderosa de Nueva York, a mediados de los años 40. Cuando Vito Corleone, el don de la familia, se niega a ayudar a uno de los jefes mafiosos a colaborar en un negocio de drogas, comenzará una guerra de bandas que podrá suponer el fin de los Corleone.

Poco hay que decir de esta película que no se haya dicho ya. La mejor película de cine negro jamás realizada, la mejor película de mafiosos de la historia (tengo mis dudas, pero bueno), la mejor película de todos los tiempos... A pesar de que este mundo del séptimo arte siempre es muy grandilocuente en estas afirmaciones, he de decir que "El padrino" merece todas estas calificaciones y muchas más. Sin duda es la mejor película que jamás se haya realizado, pues a pesar de ser una obra maestra, la película esconde mucho, muchísimo más, de lo que muestra a simple vista.

No merece la pena hablar ya de aspectos técnicos como la fotografía, una hermosa mezcla de colores oscuros e intensos, del gran montaje que hace que una secuencia de media hora larga (la inicial de la boda) parezca que sólo dura la mitad. Las memorables interpretaciones, tanto de Marlon Brando como del resto de intérpretes... todo eso ya lo sabe todo el mundo, y no creo que haya nada nuevo en ello que alguien desconozca. Pero como he dicho, "El padrino" no sólo es una obra maestra, sino mucho más, pues tiene una serie de claves narrativas, de gestos o frases nimias, de imágenes que parecen arbitrarias, pero que en el fondo cuentan muchas cosas.

La genialidad de Coppola en esta película no es sólo dirigir un proyecto mastodóntico, sino que a través de cosas tan nimias como el uso del color, el montaje de ciertas escenas con otras o el empleo de una frase en tal momento, todas ellas tan leves que parecen arbitrarias, sirven para mostrar la psicología y la forma de ser de los protagonistas. Permitidme un ejemplo: al inicio de la película, cuando Vito está hablando con su ahijado Johnny, Santino, su primogénito, llega tarde porque está realizando actos impuros con su amante. Cuando entra en el despacho de su padre éste le mira y tras esto dice a Johnny la famosa frase de "¿vives con tu familia?". Vito sabe lo que hace su hijo y el espectador sabe en ese instante, con esa pequeña frase, lo que el padrino piensa sobre su hijo.

Este desprecio hacia Santino y el amor incondicional hacia Michael se demuestra no sólo en esta frase, sino en mucho más. Es más, no sólo con palabras (al fin y al cabo esto es cine), sino con imágenes, concretamente con el montaje. Los saltos que se producen en la historia, que pasan de Nueva York al exilio de Michael en Sicilia, no están realizados porque sí, sino que están metidos en el momento exacto. Por ejemplo, cuando a Vito le dicen que Michael se ha ido, se enlaza con los parajes de Corleone, como si fuese un recuerdo de infancia. Y cuando va a visitar a Buonasera, tras decir "Mira lo que le han hecho a mi hijo", se pasa a las escenas de Sicilia, como si Vito, tras el destino de uno de sus hijos, se acordase de su querido Michael. Por eso, lo que parecen unos enlaces tan nimios o unas escenas añadidas al tuntún, están en ese lugar y en ese momento, porque quieren decir algo.

También, factores como la fotografía o el vestuario, factores que muchos tachan de "menores", también se utilizan como narración, como el caso de la secuencia inicial de la boda (la oscuridad del despacho y la luminosidad del exterior) o una escena en la que Kay habla con Haggen, donde los trajes oscuros de los hombres de Corleone contrasta con el vestido naranja de ella. Incluso el plano final, en el que Kay mira a su marido mientras se cierra una puerta ante ella, no sólo cuenta lo que está sucediendo, sino que sirve de introducción o de pista al espectador sobre el tema del que va a tratar la segunda película. Mientras otros cineastas, en infinidad de películas, necesitan una escena adicional al final de la película o después de los créditos, para avisar de lo que puede ir la secuela de dicho film (o de que va a haber una secuela), en "El padrino", Coppola sólo utiliza un plano para contar lo mismo.

Así que "El padrino" no es sólo una grandísima película, con un guión formidable y todo eso, sino que si se la mira a fondo o en detalle, descubrirá que todo, absolutamente todos los detalles, desde el más pequeño al más grande, están en ese lugar por algo. Todas tienen un significado y un porque, lo que atestigua la complejidad de este gran filme. Seguro que me he dejado más cosas sin descubrir, seguro que la próxima vez que la vea, descubra muchas cosas más. Porque "El padrino", a pesar de ser un filme archiconocido y mil veces visto, cada visionado descubres una cosa distinta y sorprendente. Una obra maestra. Sin duda, la mejor película que jamás se ha realizado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

También es destacable algo que no has dicho pero en lo que seguro que te has fijado y que es fundamental para entender el carácter de los personajes a lo largo del filme: Michael acude a la boda de su hermana vestido de militar. Este gesto aparentemente tan nimio tiene una importancia capital, porque indica cómo es el pequeño de los Corleone: un hombre de guerra, ajeno por completo a los "negocios" de su padre, a quien no le importan los asuntos de la familia... Es como si no estuviera en su sitio, como si su lugar fuera otro.

Todo esto se nos desvelará a lo largo del filme pero sobre todo en la segunda parte, dos años más tarde, donde Michael es descrito no como un Don generoso, como era su padre, sino como una especie de general despótico que no tiembla a la hora de asesinar incluso a su propio hermano.

Creo que es una de las pocas veces, si no la única, en la historia del cine en las que un personaje es descrito exclusivamente por su indumentaria. Y la mejor muestra de la genialidad de Coppola como cineasta y como guionista.

Chuparrocas dijo...

Sí me había dado cuenta y no lo he comentado a propósito, para que la gente lo descubriera por sí sola.