martes, 22 de abril de 2008

Todo lo que empieza bien, acaba mal

HAPPY FEET: ROMPIENDO EL HIELO

Título original: Happy Feet
Año: 2006
País: Australia
Duración: 95 min.
Estreno en España: 5 de diciembre de 2006
Director:
George Miller
Guión: George Miller, Warren Coleman, John Collee y Judy Morris
Música: John Powell
Reparto: (V.O.) Elijah Wood, Hugh Jackman, Nicole Kidman, Hugo Weaving, Britany Murphy, Robin Williams, et al.
Productora: Warner Bros./Kingdom Feature/Village Roadshow

Argumento: Menphys y Norma Jean son los dos mejores pingüinos del lugar, los más apuestos y los que mejor cantan. Pero su reputación está en peligro cuando nace su hijo, Mumble, un pingüino que canta fatal pero que baila a las mil maravillas. Por este hecho, el joven pingüino es menospreciado por sus semejantes y se siente solo. En uno de sus viajes solitarios Mumble conoce a unas aves que le hablan de extraterrestres, unos seres altos y feos que hacen pruebas con ellos. Cuando quiere decírselo a su grupo estos no le creen y le exilian para siempre, yendo a vivir con otros pingüinos que le aceptarán por su forma de bailar.Al regresar a su hogar para ver a su familia descubre que están pasando por malos momentos, pues a penas hay peces para comer. Mumble osa decir que esa escasez es obra de los extraterrestres y decide demostrarlo a todos, con lo que tendrá que recorrerse toda la Antártida y adentrarse en el territorio de los terribles invasores cueste lo que cueste... Happy Feet ha ganado este año el Oscar a mejor película de animación y me parece una gran injusticia. Y no lo digo porque sea mala, todo lo contrario, la animación es tan perfecta que el premio que tenía que haber ganado es el de mejor película y competir con Babel, Infiltrados y Pequeña Miss Sunshine. Sin lugar a dudas estamos ante la mejor película de animación por ordenador de la historia, y aunque suene exagerado es así.

Los amigos de la Warner han logrado hacer una película portentosa, con una animación perfecta en todo momento. Las escenas en las que se ve a los pingüinos en multitudes moviéndose o aquellas en las que se muestran los amaneceres y los inviernos ventosos e infernales son auténticas obras maestras del cine de animación. Yo me quedo con una escena en la que Mumble con sus amigos Ramón y compañía hacen el viaje a la tierra de los "extraterrestres" y se muestra entre sombras a los pingüinos peleándose con el viento para poder avanzar. Es una escena indescriptible que deja boquiabierto al espectador. Sin embargo hay algo más en el apartado técnico que me llamó la atención y hace que el filme sea tan grandioso. Imagino que como habréis deducido al leer la sinopsis, o sino da lo mismo porque al inicio del filme se deduce, que los extraterrestres invasores que hacen pruebas con los animales son los seres humanos. Cuando el espectador descubre esto, y a medida que avanza el metraje va viendo que al final tendrán que aparecer en pantalla estos seres tan feos sin plumas ni alas, los temores salen a relucir. Ni siquiera la que dicen mejor película de animación (Final Fantasy) supo hacer perfectamente a un ser humano y lo más parecido a estos sale en Los Increíbles, pero no deja de ser una caricatura. Por eso el hecho de que salgan humanos en Happy Feet hace que surja el temor de que la perfección que tiene el filme desaparezca por completo. Pero los temores desaparecen cuando se descubre que eso mismo ha pensado el director de la película y ha tomado la mejor decisión que se puede tomar en estos casos: hacer que los seres humanos sean interpretados por actores de carne y hueso, con lo que la perfección no decae en ningún instante. Así que en el apartado de la animación le doy una matrícula de honor.

Pero todo era demasiado bonito para ser cierto y hay algo en Happy Feet que desilusiona muchísimo: el guión. Esto parecerá extraño al leer la sinopsis y al ver la originalidad del argumento al principio de la película (que un pingüino no sepa cantar pero baile muy bien es realmente imaginativo), pero a medida que avanza el metraje y la trama se complica se empiezan a ver temas ya vistos en otras películas y el filme se torna aburrido. Así, lo más entretenido es el comienzo del filme, con Norma Jean cantando con la deslumbrante voz de Nicole Kidman y logra que nos enamoremos de una pingüina y con el nacimiento del encantador Mumble, que es una monada de criatura. Parece un peluchín abrazable y estrujable, ¡¡ayyyyyyyyyyy, que ricura!! En la escena en la que nace Mumble y le habla su padre y le dice: "¿Que te pasa hijo?" "Es que estoy contento" "¿Y tus pies?" "También están contentos", es que se me caía la baba.

Bueno, dejémonos de tonterías y al grano. La cuestión es que los minutos iniciales, hasta que Mumble se hace mayor son los mejores, pero a partir de ese instante todo empeora y el filme se vuelve aburrido. Y no solo es eso, sino que el final acaba por rematarlo todo, con un mensaje ecologista fenomenal y que todos deberíamos seguir, pero tan utópico que al espectador le deja con un mal sabor de boca pensar que todo lo contrario lo están viviendo los animales en la naturaleza y hace falta mucho para solucionarlo. El hecho de pensar que montones de Mumbles, Memphis, Ramones y demás pingüinos viven esa situación difícilmente solucionable es desalentador y destroza por completo una película que habría sido una obra maestra. En fin, que nada puede ser perfecto.

Aun así Happy Feet es la película con mejor animación de la historia, hasta el punto que nos parecería normal ir al Polo Sur y ver a los pingüinos hablar y bailar. Un filme que merece con creces el Oscar a mejor película de animación, a pesar de que su utópico y ecologista final hace que deprima al espectador y quizá remueva la conciencia de más de un escéptico sobre el tema de la ecología y el medio ambiente. Una película imprescindible y memorable. Como dice la ley de Murphy: todo lo que empieza bien acaba mal. Todo lo que empieza mal acaba de puta pena.

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1 comentario:

cronopio dijo...

...hum... pues a mí esta película no me gustó nada. Me pareció bastante aburrida, y toda la moralina sobre lo bueno que es ser diferentes y cuánto nos queremos todos... bleah. Puf, nada, nada. He dicho. Además, que el megaplán de ponerse a bailar para salvar el mundo es una de las mayores estupideces que he oído en mucho tiempo. Queda dicho.
Y en otro orden de cosas, cómo mola esto de dejar comentarios es entradas de hace milenios. Increíble.