domingo, 25 de octubre de 2009

1934: Cinco de los grandes

SUCEDIÓ UNA NOCHE

Título original: It happened one night
Año: 1934
País: EE.UU.
Duración: 100 min.
Fecha de estreno en España: 16 de octubre de 1934
Director: Frank Capra
Guión: Samuel Hopkins Addams, según la obra homónima de Robert Riskin
Montaje: Gene Havlick
Fotografía: Joseph Walker
Productor/es: Frank Capra
Compañía: Columbia Pictures
Intérpretes: Clark Gable, Claudette Colbert, Walter Connolly, Roscoe Karns, Jameson Thomas, Alan Hale, Athur Hoyt, et al.

Ganadora de 5 Oscar: película, director, guión, actor, atriz

Ellie es la hija de un multimillonario, el cual no acepta su compromiso matrimonial con un afamado piloto de aviación. Desesperada por la decisión de su padre, que no la deja salir de su cuarto para nada, se fuga de casa y decide coger un autobús rumbo a Nueva York para ver a su amado. Pero las noticias vuelan y su fuga ocupa las primeras páginas de todos los diarios del país. Uno de esos periódicos llega a manos de Peter Warne, un osado periodista que acaba de quedar en paro y que, casualmente, va en el mismo autobús que Ellie. Percatado de la situación, Peter decide hacer un trato con la chica: él le ayudará a llegar a su destino sin que nadie la encuentre, pero a cambio quiere en exclusiva la crónica de su viaje y su boda. Ellie, sin otra opción, decide aceptar, pero todo serán problemas para ambos, pues tendrán que convivir juntos un largo periodo de tiempo, contrastando la humildad de Peter con la arrogancia de una niña rica como Ellie.


Sólo hay tres películas en toda la historia de los Oscar que han ganado los cinco premios considerados los más importantes (¡je, como si la música, el montaje o la fotografía no lo fueran!): Alguien voló sobre el nido del cuco, El silencio de los corderos y Sucedió una noche, la primera en conseguirlo. Parece curioso que los consiguiera teniendo en cuenta las dificultades del rodaje. A parte de un guión del que Capra no estaba demasiado convencido, el principal problema venía de los actores. Por aquel entonces había actores contratados por una compañía, con lo que sólo podían trabajar para ella. Gable estaba contratado por la MGM, pero la Columbia se lo arrebató, para mosqueo del señor Goldwing y su productora. Por otro lado, Claudette Colbert aceptó de mala gana el papel, pensando en las vacaciones que se iba a pegar. Eso sí, después de aceptar el doble del sueldo que le ofrecían. Así que parece increíble la química que había entre los dos actores y sus grandes interpretaciones.

Sucedió una noche es una de esas películas que ya no se hacen. Una comedia tremendamente sutil y elegante, con gloriosas interpretaciones y momentos realmente antológicos, como la canción del trapecio volador, que podéis ver arriba; el final o la famosa secuencia de la pierna. En esta interesante escena, Capra pidió a Colbert que enseñara su propia pierna, pero la actriz, escandalizada, se negó rotundamente. Así que el director tuvo que buscar a otra chica para que enseñara su pantorrilla. Colbert, cuando se entero de que la iban a buscar una "doble de pierna", se dirigió a Capra indignada, diciendo que no consentía que otra actriz sustituyera su preciosa pierna. Así que, al final aceptó a rodarla. Cosas de Hollywood.

A parte de las interpretaciones, posee un guión muy trabajado, tremendamente sencillo pero tremendamente eficaz, con unos personajes muy bien escritos y algunas partes muy logradas, como lo del muro de Jericó. Es impresionante que en poco más de hora y media el argumento de tantos giros y giros, sobretodo en su recta final, de tal forma que uno no puede distraerse ni un segundo, no porque no deba, sino porque Capra no le deja. Y es que el director, sin muchos alardes técnicos, hace que la historia te seduzca y no puedas apartar la mirada.

Puede que no haya dicho mucho de esta película, pero es que, a simple vista, no tiene nada, pero lo tiene todo. Es una película sencilla y con poco presupuesto, pero sus interpretaciones y las disparatadas pero verosímiles situaciones de los protagonistas hacen de Sucedió una noche un clásico imperecedero. De obligada visión.

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