lunes, 26 de octubre de 2009

Un regalo para la vista

VEINTICUATRO OJOS

Título original: Nijushi no hitomi
Año: 1954
País: Japón
Duración: 154 min
Director: Keisuke Kinoshita
Guión: Keisuke Kinoshita
Novela: Sakae Tsuboi
Música: Chuji Kinoshita
Fotografía: Hiroyuki Kusuda
Commpañía: Shochiku Kinema Kenkyû-jo
Reparto: Hideki Goko, Hideko Takamine, Yukio Watanabe, Makoto Miyagawa, Takero Terashita, Kunio Sato, Hiroko Ishii, Yasuko Koike, Setsuko Kusano, Kaoko Kase, Yumiko Tanabe, Ikuko Kambara, Hiroko Uehara -todos conocidos ellos
Premios: Kinema Junpo 1955: mejor película -imponiéndose a Los Siete Samuráis de Akira Kurosawa; Globo de Oro (1955) a la mejor película

Mi puntuación filmaffinity: 9
Puntuación filmaffinity: 7,7

Como anticipaba más arriba, esta película le arrebató el Kinema Junpo a la mejor película a la mismísima Los siete samuráis de Kurosawa, y eso ya es decir mucho. Lo siguiente que debo hacer es advertir que se trata de una película de hace más de medio siglo, de un país que se sitúa literalmente a miles de kilómetros del nuestro (del mío al menos). Con ello quiero decir que el ritmo, la duración, los códigos y las costumbres son distintas de lo que conocemos, por lo que la película puede hacerse difícil para muchos (es muy larga y puede dar la impresión de "no pasar nada").

En mi caso no fue así. No es una película de acción, cierto, pero sí una película muy cuidada, donde las personas son lo primero. Las personas, niños y adultos, listos y no tanto, afortunados y condenados. Inmersa en una época de horrores (la historia abarca toda la Segunda Guerra Mundial) es un canto a la vida, a la importancia de cada uno de nosotros sobre las convenciones y los intereses, a veces tan lejanos, de "la nación". Pero estos temas se dejan caer casi de forma accidental, precisamente porque no son lo que importa. Es una película tierna, a veces dura, y en la que los personajes se hartan y hartan de llorar hasta anegarse en sus lágrimas (unas veces de felicidad, emoción o pura desesperación). Si son sensibles, ¡qué vamos a hacerle!

Por otra parte, es un buen retrato de la sociedad nipona de mitad de siglo XX, con toda su belleza y sus contrastes. Sin duda, quien esté interesado en la cultura japonesa no se arrepentirá de ver esta película, que trata situaciones muchas veces evitadas por otros. En especial, la historia gira en torno a mujeres principalmente. Teniendo en cuenta que al principio de la película la gente se asombra (y en parte escandaliza) de que la profesora monte en bici y vista "a la occidental", está claro que no era la sociedad más abierta e igualitaria, así que se agradece el enfoque.

En fin, una historia sobre un pueblecito de Japón, un clásico antibelicista y una película llena de detalles enternecedores, donde los niños son algo más que simples niños. Además, transcurriendo algo así como 20 años, es uno de esos relatos que nos adentran en la historia de una generación, desde su infancia hasta la madurez. Y siempre me han gustado esas historias, que me hacen ver la vida con otra perspectiva, inusual pero acaso más justa, donde los accidentes del día a día se borran para siempre en el paso de los años, supongo que un poco como los viejos piensan en sus vidas. Sin duda una sensación llena de melancolía y tristeza por todos los compañeros perdidos, pero que no deja de traerme una sensación de felicidad y de haber dejado las cosas hechas como se debe.

5 comentarios:

emera86 dijo...

¿Sensación de que no pasa nada? Vaya, eso me resulta familiar...

cronopio dijo...

eres tonta

emera86 dijo...

:P

Chuparrocas dijo...

¡Maldita sea! Con esto de los Oscar no puedo permitirme el lujo de ver otro tipo de pelis. Pero la tendré en cuenta para un futuro lejano.

cronopio dijo...

aaaamigo! sé de lo que hablas, yo que me he propuesto ver todas las pelis ghibli (que, gracias a dios no son 80 :P ) estoy un pelín igual.
de hecho, con esta estaba tomándome un descanso. aunque quizás debería ver alguna que no fuese japonesa!!