lunes, 23 de noviembre de 2009

1948: Cuando el teatro y el cine se fusionan

HAMLET

Título original: Hamlet
Año: 1948
País: Gran Bretaña
Duración: 150 min.
Fecha de estreno en España: 17 de noviembre de 1949
Director: Lawrence Olivier
Guión: William Shakespeare
Música: William Walton
Montaje: Helga Cranston
Fotografía: Desmond Dickinson
Productor/es: Lawrence Olivier
Compañía: J. Arthur Rank Enterprise/Two Cities
Intperpretes: Laurence Olivier, Jean Simmons, Eileen Herlie, Basil Sydney, Peter Cushing, Felix Aylmer, Stanley Holloway, Esmond Knight, Anthony Quayle, Christopher Lee et al.

Ganadora de 4 Oscar: película, director, vestuario, dirección artística

Hamlet, heredero al trono de Dinamarca, recibe una noche la visita del fantasma de su difunto padre. Este le confiesa que fue asesinado por su hermano, el tío de Hamlet y actual rey. Desde ese momento, el joven príncipe deberá buscar la forma de matar al actual monarca para vengar así la muerte de su amado padre.

En muchas de mis visitas a los teatros madrileños para deleitarme con el arte de los mejores dramaturgos españoles, mi hermano y yo solemos discutir sobre un tema la mar de interesante: si grabas con una cámara una obra de teatro, ¿es cine o una simple obra de teatro filmada? Puede que parezca una chorrada de tema, pero en boca de dos personas que saben (no mucho) de cine y de teatro la discusión puede durar horas sin una solución clara. Pero es entonces cuando llega a mi conocimiento una película que pretende esclarecer más o menos el tema de tan aparentemente complicado dilema: "Hamlet", dirigida por Sir Lawrence Olivier, una auténtica obra de teatro filmada. Aunque, si digo la verdad, creo que esta película no supone una solución al debate, pues no es una película: es un peliculón.

Como he dicho, esta versión de Lawrence Olivier sobre la famosa obra de William Shakespeare es una auténtica obra de teatro. No tiene un guión adaptado a partir de la obra del dramaturgo inglés, si no que ese texto, con algunos recortes, es el que sirve de guión a la película, de tal forma que los actores recitan los versos de "Hamlet" ante la cámara. Asimismo, las interpretaciones están igual de cargadas como si de una actuación de teatral se tratase. Incluso los decorados se nota que son de cartón piedra (curioso que haya ganado el Oscar a la mejor dirección artística), eso sí, muy elegantes. A pesar de todo, Sir Lawrence Olivier dirige a los actores con soltura y todos ellos están magníficos, especialmente el propio Olivier, el único actor hasta el momento que ha ganado un Oscar al mejor actor dirigiéndose a sí mismo. Con todo esto y ante los ojos de un espectador poco acostumbrado, la película puede parecerle repugnante y un tanto complicada de entender con tanto verso. Es cierto que, para aquellos espectadores a los que no les guste el teatro, "Hamlet" no les va a gustar.

Pero si "Hamlet" ganó un Oscar a la mejor película es porque tiene que ser una película y, en efecto, es. ¿Qué hace que se la considere como tal? Pues unos movimientos de cámara estudiados y una fotografía y un montaje previamente planificados. La película, a pesar de que posee factores puramente teatrales, como la interpretación o los decorados, tiene una narración cinematográfica. Esta es la diferencia entre un teatro filmado (una videocámara que rueda, por ejemplo, una ópera de Mozart) con una obra de teatro narrada con lenguaje cinematográfico. En la película que nos ocupa, un ejemplo de narración cinematográfica está en la preciosa secuencia en la que toda la corte presencia la obra de teatro, con una cámara que se mueve repetidamente, de derecha a izquierda de la pantalla, mostrándonos de cara la función y de espaldas y entre sombras a los espectadores, secuencia que demuestra que el señor Olivier no sólo era un gran director escénico, si no un muy buen director de cine, merecedor del Oscar también en este apartado.

Así que, a modo de conclusión, se puede decir que "Hamlet" es un perfecto híbrido entre obra de teatro y película cinematográfica, donde delante de la pantalla hay unos actores espléndidos y un atrezzo digno de los mejores teatros del mundo, pero que detrás hay una planificación de cada escena y un director que no titubea a la hora de contar cosas a través de las imágenes y no sólo por medio de la palabra. Este estilo se intentó imitar 13 años después en nuestro país, con "La venganza de Don Mendo", adaptación de la divertida obra de Pedro Muñoz Seca por el excelente actor Fernando Fernán Gómez, pero que no alcanzó la maestría y la belleza que alcanzó la obra más famosa de Lawrence Olivier.

PD: Para gozar de la película en todo su esplendor es recomendable verla en versión original, para disfrutar de la musicalidad de los versos de Shakespeare y la fantástica entonación de los actores, pero hay que reconocer que el doblaje es absolutamente magistral. Tal calidad alcanza, que la única versión disponible en DVD de esta película no ha sido remasterizada ni redoblada, por temor a que lo puedan estropear. Eso sí, la calidad de imagen y sonido dejan mucho que desear.

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