jueves, 18 de febrero de 2010

1993: Un ángel en el infierno

LA LISTA DE SCHINDLER

Título original: Schindler's list
Año: 1993
País: EE.UU.
Duración: 187 min.
Fecha de estreno en España: 4 de marzo de 1994
Director: Steven Spielberg
Guión: Steven Zaillian, según la novela "El arca de Schindler", de Thomas Keneally
Música: John Williams
Montaje: Michael Kahn
Fotografía: Janusz Kaminski
Productores: Steven Spielberg, Branko Lustig y Gerald R. Molen
Compañía: Universal Pictures/Amblin Entertainment
Intérpretes: Liam Neeson, Ben Kingsley, Ralph Fiennes, Caroline Goodall, Jonathan Sagalle, Embeth Davidtz et al.

Ganadora de 7 Oscar: película, director, guión adaptado, montaje, fotografía, música, dirección artística

La película narra la historia de Oskar Schindler, empresario alemán perteneciente al partido nazi, que fue capaz de salvar la vida de 1100 judíos durante la II Guerra Mundial.

No cabe duda de que Steven Spielberg es el director más famoso de la historia. Sus películas más míticas, las cuales podría pasarme un día entero enumerándolas, han alcanzado tal éxito que en ocasiones, como en "Parque jurásico", ha condicionado la vida profesional de mucha gente, que decidió tras su visionado dedicarse a la paleontología. Sin embargo, a pesar de haber dirigido filmes como "E.T.", "Encuentros en la tercera fase" o la trilogía de Indiana Jones, a Spielberg le faltaba una película superior, un filme que callara muchas bocas, las bocas de los que decían que no sería capaz de dirigir una película profundamente dramática, las bocas de aquellos que afirmaban ser un director demasiado puritano. Entonces llegó 1993 y con él "La lista de Schindler" y los que tanto hablaban se quedaron sin palabras.

Y es que "La lista de Schindler" puede ser la película más arriesgada del director. Se nota que el filme trata un tema que le llega al corazón y saca todo lo que hay en él a la hora de dirigir. Como si de una especie de demonio interior se tratase, Spielberg se aleja del tono familiar de sus películas para recrear secuencias violentas, de sexo y desnudos sin que le tiemble el pulso. Son escenas desgarradoras por su dureza, de las que uno no se podrá quedar con una en particular (yo quizá me quede con la de los niños en los camiones).

A pesar de esto, el filme también posee una gran belleza, fundamentada básicamente en la elegancia que le proporciona el blanco y negro. Este fue uno de los mayores aciertos del filme, pues no sólo representa muy acertadamente la frialdad de las imágenes, sino que se acerca de forma más realista a los documentales de la época. Es decir, que mezcla realismo con estética, en un impresionante trabajo de Janusz Kamisnki, que fue la primera de una larga lista de películas en las que colaboró con Spielberg.

En el terreno interpretativo hay que destacar a un Liam Neeson que se come a todos con patatas. A pesar de que Ben Kingsley y Ralph Phiennes literalmente lo clavan, es Neeson el que se lleva la palma en la que puede ser su mejor interpretación de su carrera. Es un papel muy difícil, pues tiene que interpretar a un empresario que debe caer bien a todo el mundo, tanto a los judíos como a los nazis, cambiando de opinión cada vez. Su evolución de un hombre atractivo que se lleva a todos de calle (la secuencia inicial de la fiesta es simplemente magistral) hasta un hombre que se desprende de lo material a favor de los que sufren. La parte del final, en la que se lamenta de no haber salvado a una persona más, me ha parecido la mejor de todo el filme, pues mientras que a lo largo de la película daba la impresión de que todo lo hacía para su propio beneficio, ahí se demuestra que, al menos en el último minuto, lo hizo sólo por complacer a los demás.

Y la película sería perfecta si hubiera terminado aquí. Pero claro, es Spielberg, y tras un alarde de crudeza cinematográfica, la ñoñería del auténtico Spielberg tenía que salir a relucir. En un alarde de autocomplaciencia, muestra a los judíos liberados en la actualidad, dejando piedras en la lápida de Schindler. Esta parte contrasta completamente con el resto del filme, tanto en el tono como en estética (está rodada en color), y está puesta sólo para emocionar o como mero homenaje, pero es completamente prescindible. Pero este es un pequeño fallo en relación a los miles de aciertos del filme.

No sé si será una obra maestra, o si será una de las mejores películas jamás rodadas, o una de las más desgarradoras, pero ver una película con la sensación de estar a punto de llorar durante casi tres horas no lo logran muchos filmes. Desgraciadamente, ese año el Oscar al mejor actor se lo quitó Tom Hanks, un actor de comedietas que hizo de homosexual. Como muestra de solidaridad con este colectivo y como creían que un actor así no iba a ganar ninguno más, le dieron el premio al mejor actor. Ninguno sospechaba lo que iba a ocurrir al año siguiente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira por donde... yo discrepo contigo. A mí la parte en la que Schindler se derrumba me parece lo peor de la película, porque es cosecha del Spielberg clásico: el director ñoño, cursi, chorra y blandengue que al que tanto estamos acostumbrados.
Además, no va acorde con el carácter frío y sobrio de Schindler que se nos ha dado a lo largo de toda la peli.

Chuparrocas dijo...

Pero esa parte nos ayuda a comprender por qué llegó a arruinarse por ayudar a estas personas anónimas. Si sólo buscara el dinero, no habría hecho la lista.

Por eso, la secuencia parecería ñoña y estúpida, pero es necesaria para explicar su forma de actuar.