EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: EL RETORNO DEL REY
Título original: The Lord of the Rings: the return of the kingAño: 2003
País: Nueva Zelanda
Duración: 192 min.
Fecha de estreno en España: 17 de diciembre de 2003
Director: Peter Jackson
Guión: Peter Jackson, Fran Walsh y Philipa Boyens, según la novela homónima de J.R.R. Tolkien
Música: Howard Shore
Montaje: John Gilbert
Fotografía: Andrew Lesnie
Productores: Peter Jackson, Fran Walsh y Barrie Osborne
Compañía: Newline Cinema/Wingnut Films
Intérpretes: Elijah Wood, Ian McKellen, Viggo Mortensen, Sean Astin, Liv Tyler, Billy Boyd, Dominic Monaghan, Orlando Bloom, John Rhys-Davies, Ian Holm, Christopher Lee, Cate Blanchett, Bernard Hill, Miranda Otto, Hugo Weaving, Andy Serkis et al.
Ganadora de 11 Oscar: película, director, guión adaptado, montaje, música, canción, efectos visuales, montaje de sonido, dirección artística, vestuario, maquillaje
Tras la derrota en el Abismo de Helm, los ejércitos de Sauron deciden realizar una última y brutal ofensiva atacando Minas Tirith, capital del reino de Gondor. Muy dañados, a pesar de la importante victoria, las fuerzas del bien deberán defender la capital cueste lo que cueste, aunque sus rivales les superen infinitamente en número. Por eso, en un intento desesperado para alcanzar posibilidades de victoria, Aragorn, Legolas y Gimly deberán adentrarse en las montañas para convencer a los espíritus de los muertos para que luchen con ellos en la batalla, a pesar de que nadie, jamás, ha regresado del lugar con vida. Mientras tanto, Frodo y Sam, guiados por Gollum, inician la recta final de su viaje hacia el Monte del Destino, en cuyas lavas deberán destruir el Anillo Único y así acabar con el mal en la Tierra Media.
Desde que en 1954 se publicara "El señor de los anillos" el mundo del cine se planteó una y otra vez la idea de trasladar su fabulosa historia a la gran pantalla. Sin embargo, era tal la dificultad de plasmar el libro en imágenes y era tan grande la cantidad de admiradores del libro que sus posibilidades de éxito eran prácticamente nulas. Pasaron los años y tras el intento fallido de Ralph Bakshi, en el 78, de convertirla en un filme de dibujos animados, nadie volvió a hablar de ello. Pero fue a finales del siglo pasado, cuando viendo la capacidad de los efectos visuales contemporáneos, la modesta compañía Newline Cinema decidió embarcarse en tan osada aventura. Poco a poco, la cosa fue cogiendo sentido y se convirtió en uno de los mayores retos de toda la historia del cine. Mucha gente esperaba con anhelo su estreno, para ver sus sueños hechos realidad, mientras que otros no querían que se estrenara nunca, pues desconfiaban del proyecto. Pero cuando la primera película se estrenó, en diciembre de 2001, el mundo quedó boquiabierto. La novela irrodable había sido rodada. El cine parecía no tener límites.
Tras tres años en los que nos acostumbramos a que cada Navidad, a parte del turrón y la lotería, llegara un capítulo de la trilogía, se estrenó "El retorno del rey", la última parte de la trilogía del anillo. Todos decían que era la mejor, quizá por aquello de que siempre lo mejor de una película es el final. No voy a ser yo quien lo discuta, pero lo cierto es que, después de haberla visto por enésima vez, y a pesar de ser una de mis películas favoritas, he sacado algunos errores y defectos. Quién me lo iba a decir a mí.
La raíz del problema, según creo, está en Peter Jackson, un tipo que cuando estaba entrado en kilos era más entrañable que ahora, pero igual de mal director. Algunas frases, gestos o forma de actuar de los personajes, que en ocasiones resultan absurdas y poco naturales, han salido de su imaginativa cabezota, genial a la hora de realizar películas de terror gore pero no demasiado buenas cuando uno se enfrenta a un proyecto de esta en-berga-dura (toma chiste de estrangis). Además, el filme está lleno de gazapos bastante graves, como que Frodo y Sam se disfracen de orcos para salir de la guarida donde el primero estaba preso, pero al rato aparezcan con ropas hobbis, a no ser que los orcos vistan con tirantes, claro. O que, en la Puerta Negra, en una escena estén los héroes montados a caballo pero en la siguiente no haya rastro de los animales, y eso que los buenos estaban rodeados sin escapatoria.
Otro error grave, y yo diría el más grave de todos, es el final de la película. Cuando Peter nos planta un fundido a negro en la escena del monte del destino y mantiene la pantalla en ese color durante un tiempo, parece que la película va a terminar. La verdad, quedaría genial, pero faltaban cosas que contar. Así que, en lugar de olvidarse de ese fundido y seguir contando el resto como si de un bloque uniforme se tratara, mantiene ese fundido, de tal forma que todo lo que viene después parece un inserto a parte, como diciendo "chicos, os tengo que contar esto pero rapidito, que hay que cerrar". Igualito que la cafetería de mi facultad a las 5 de la tarde. Pero ahí no acaba la cosa. Como dice la ley de Murphy, si algo tiene que salir mal saldrá mal. Por eso, mientras nos deleitan con la fabulosa escena de la coronación de Aragorn, y la emotiva despedida de los Puertos Grises, con ese barco alejándose en el horizonte, que sería el mejor y más elegante final para una trilogía que jamás nadie podía haber imaginado, llega el amigo Peter y nos planta una escena de Sam con sus hijos y su mujer y una voz en off de Frodo. Sí, es menos de 1 minuto de escena, pero ha destrozado un majestuoso final.
Son estos últimos fallos producidos más por acortar la duración de la cinta que por una pésima realización. Aunque, ahora que lo pienso, si vas a hacer una peli de tres horas ¿por qué ruedas más? ¿Qué pasa con la planificación del rodaje? Teniendo en cuenta que Jackson es uno de los productores de la peli, se le puede echar la culpa de ello.
Pero afortunadamente, la película no la ha echo sólo Peter Jackson, sino que está acompañado de un equipo artístico y técnico impresionante, que son los verdaderos artífices de la película. Es como si tienes a un jugador mierda y le pones al lado de los mejores del mundo: al final el jugador mejora. Es su laborioso trabajo (cuando vi a los tíos que unían manualmente todas las anillas de las cotas de maya, una a una, sem e quedó el culo torcido) el que hace que "El señor de los anillos" sea una cuasi obra maestra. Así, "El retorno del rey" y por extensión toda la trilogía, pueden alardear de una ambientación perfecta, debido a la grandísima fotografía de Andrew Lesnie, al formidable vestuario y peluquería, a los actores, que no podían ser otros, y sobre todo a la música, posiblemente, la mejor banda sonora que jamás se haya compuesto en toda la historia del cine. Todo esto hace que la experiencia de "El señor de los anillos" sea impresionante, recreando el mundo casi a la perfección, tal y como imaginó Tolkien, y con una labor de guión magistral (eso hay que reconocérselo a Jackson), que eliminó la paja para sintetizar en poco más de 9 horas toda la historia de los 3 libros.
Por eso, podemos criticar todo lo que queramos a Peter Jackson, llamarle gordo seboso o lo que queramos, pero no se le puede negar que tuviera algo que nadie tuvo hasta la fecha: los cojones suficientes como para enfrentarse a tamaño proyecto. Y a tenor de los resultados, le ha salido fabulosamente bien, pues aunque tenga algunos fallos que se le puedan recriminar, estos no empañan en absoluto la calidad de la película, pues en conjunto "El retorno del rey" es una auténtica obra de arte. Un filme impresionante, casi perfecto, que si hubiera contado con un director con las mismas agallas y más calidad, habría sido totalmente perfecta, pero que no deja de ser, por ello, una auténtica maravilla de película. Y eso se nota en su influjo: la única película que ha ganado más Oscar haciendo pleno, la legión de películas que la imitaron, tanto en su estética como en su forma de producción (rodando las tres pelis seguidas) o la primera película de fantasía en ganar el Oscar al mejor film. Además de todo esto, "El señor de los anillos" supone el regreso del cine épico clásico de Hollywood, al estilo de "Ben-Hur" (casualmente, comparten número de Oscar) y una muestra de que para el mundo del cine todo es posible, incluso rodar una película que, según casi todos, era imposible de rodar.